Sí, soy clasista,
porque no me gusta la gente soberbia y vanidosa que se vanagloria de falsa
humildad; nunca sabrán lo que es.
Soy clasista, sí, porque no me gusta la gente arribista y
materialista que mendiga el amor, cuando sus objetivos son todo lo contrario.
Sí, soy clasista, porque me cae mal esa gente que tiene una
apariencia frondosa como ramas de los árboles, pero tienen unas raíces podridas.
Soy clasista, sí, porque no me gusta la gente que no es
honesta con ella misma y creen que engañan a los demás engañándose.
Sí, soy clasista, porque no me gusta la gente cobarde que
intenta parecer lo contrario.
Soy clasista, sí, porque no me gustan los corazones
narcisistas que reclaman lo que no dan.
Sí, soy clasista, porque no me gusta la gente que hace
ruido, los que están llenos les avala el silencio; los otros suenan y es la
mayor prueba de su vacío.
Soy clasista, sí, porque no me gusta la gente orgullosa.
Sí, soy clasista, porque todavía hay gente que te sigue
contando lo mismo desde hace años como si fuera la primera vez y se creen que
te lo crees.
Soy clasista, sí, porque me gusta estar con gente que sume y
que no reste.
Sí, soy clasista, porque prefiero Boston a estar a disgusto
en California.
Soy clasista, sí, porque no me gusta la gente que dice y no
hace, los que no dicen lo que sienten, los que no sienten lo que hacen.
Sí, soy clasista, porque no quiero escuchar la palabra
libertad cuando todavía están enamorados de las cadenas a las que están atados.
Soy clasista, sí, porque no me interesa el pasado, quiero
que esté enterrado con cal.
Sí, soy clasista, no me gustan los “casi”, me gustan los “se
puede”.
Soy clasista, sí, porque me gusta que todo tenga solución,
no me gustan los que no quieren aplicarla una vez encontrada.
Sí, soy clasista, porque no me gustan las excusas y
pretextos de gente barata.
Soy clasista, sí, porque más vale pagar un precio caro para
obtener lo que uno quiere, que pagar barato por lo que no deseas.
Sí, soy clasista, porque no me gusta la gentuza sin clase
que dice tenerla, esa gente son los peores.
Soy clasista, sí, porque no me hace falta pasar por un lugar
que no ha cambiado para saber que yo si he cambiado a mejor.
Sí, soy clasista, porque no me gusta la gente que no quiere
enterarse, que huye de la verdad cuando dijo que quería saberla.
Soy clasista, sí, porque no me gusta la gente que no se
atreve a decir: “gracias”, “lo siento, perdóname”, “te quiero”, no son de fiar;
estos son muy generosos para decir y hacer todo lo contrario.
Sí, soy clasista, porque me encanta ser quien soy, hacer lo
que hago y estar con quien quiero cuando quiero.
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